Pero la parábola sigue: Cuando Buda iba a ir a la capital, se limpiaban los

caminos, se retiraba a todos los ancianos, se vedaba a los sannyasins. Cuando iba a pasar su carro, nunca se topaba con nada feo, enfermo, viejo, muerto. Pero ese día sucedió algo. La parábola dice que los dioses del cielo estaban muy preocupados. Les preocupaba que: «¿Va a permanecer Buda en este tipo de estúpido entretenimiento continuo? ¿Nunca va a iluminarse?» Los caminos se limpiaban, el tráfico se dirigía y controlaba, pero esos dioses se las arreglaron: apareció un dios como un anciano, otro dios apareció como un sannyasin, otro como una persona muy enferma, tosiendo, casi moribunda; otro como un muerto que otros llevaban al cementerio. La parábola es hermosa: los dioses se preocuparon. Tiene un mensaje significativo. Esta existencia quiere que te ilumines, ése es el significado; la existencia se preocupó, la existencia es compasiva, la existencia quiere que te liberes de toda atadura, que te liberes de toda oscuridad. La existencia quiere ayudarte. Y cuando ve que sigues y sigues y sigues malgastando tu vida, crea situaciones en las que se te pueda provocar. Ése es el significado de la parábola. No hay dioses en el cielo y ningún dios vendrá y caminará como un anciano, pero la parábola es una manera de decir ciertas verdades ocultas. La verdad oculta es que la existencia cuida de ti, que has sido enviado a esta existencia para aprender algo; no te pierdas. Éste es un mensaje eterno. No importa que Buda naciera o no, que fuera una persona histórica o no; lo único que importa es que la existencia cuida de ti. Si cuidó de Buda, cuida también de ti, creará ocasiones para ti. Y si estás un poco alerta serás capaz de aprovechar esas ocasiones. Y esas ocasiones resultarán ser una situación transformadora, un despertar. Buda vio al anciano y le preguntó al conductor de su carro: «¿Que le ha sucedido a este hombre?» Naturalmente, porque nunca había visto un anciano. Tú no habrías preguntado porque los ves todos los días. Era muy extraño: estaba casado, tenía un hijo, y nunca había visto un anciano. De repente, se sobresaltó al ver al anciano. Y el conductor del carro iba a mentir, porque conocía al padre de Buda. Pero la historia dice que un dios entró en el cuerpo del conductor del carro y dijo la verdad. Dijo: «Todo el mundo tiene que envejecer.» Y Buda preguntó: «¿Yo también voy a envejecer? ¿Y mi amada, mi esposa, Yashodhara, también? ¿Y mi hijo, Rahul, que acaba de nacer hace unos días, él también?» Y el dios, a través del conductor del carro, dijo, le obligó a decir al conductor: «Sí, todo el mundo va a envejecer.» Y entonces vieron al muerto. «¿Y qué le ha sucedido a él?», preguntó Buda. Y el dios, a través del conductor del carro, dijo: «Todo el mundo tiene que llegar a ese estado: enfermedad, vejez y luego la muerte.» «¿Yo también voy a morir? ¿Y mi hermosa mujer, Yashodhara, y mi hijo, Rahul, que ha nacido hace unos días?» Y el dios dijo: «Todos van a morir sin ninguna excepción.» Y entonces Buda vio al sannyasin con su túnica ocre. Y dijo: «¿Por qué va de ocre, de naranja?» Y el dios dijo: «Este hombre también ha visto que suceden la enfermedad, la vejez, la muerte; ahora está tratando de encontrar la fuente de la inmortalidad. Ha caído en la cuenta de que esta vida está contaminada con la muerte. Ha visto el hecho de que este cuerpo va a desaparecer: tarde o temprano, el polvo al polvo. Así es que está intentando buscar algo que no muera. Se ha hecho meditador. Ha renunciado a los entretenimientos. Está en búsqueda de la inmortalidad.» Y Buda dijo: «Entonces, espera. Ya no hay necesidad de ir al festival de jóvenes, porque si la juventud es tan solo un fenómeno momentáneo, ya soy viejo. Y si la vida va a desaparecer en el polvo, ya he muerto.» Observa la penetración de esta parábola: Buda dice: «Si esto va a suceder, ¿qué importa que vaya a suceder mañana o después de siete años o setenta años? Si esto va a suceder, ya ha sucedido. ¡Da la vuelta! Ya no estoy interesado en ningún festival. Todos los festivales se han acabado para mí. Tengo que buscar lo que llamas la iluminación. Antes de que desaparezca este cuerpo, tengo que usar este cuerpo como punto de apoyo hacia algo que no muere. Tengo que buscar el néctar.» Y dio la vuelta. Esa misma noche abandonó su palacio y se escapó a un bosque profundo para meditar. Esto es una parábola. No me interesa en absoluto si sucedió o no. ¿Qué importa si coincide con la historia o no? Esa es la razón por la que muchas veces la gente que está demasiado obsesionada con la historia se enfada conmigo, porque no tengo ningún compromiso en absoluto con la historia. Me tomo toda la libertad poética. Mi compromiso es con las parábolas, no con la historia. Si veo que la parábola puede embellecerse, entonces juego con la parábola; no me importa si la parábola está escrita así o no. ¿Qué importa? Todo mi compromiso es con la poesía y la parábola y su mensaje oculto. Y sucediera o no, aún puede salvarte. «¿Quién hizo la cuerda: Jesús, Buda, Mahoma?» ¿Qué importa eso cuando te estás ahogando en un pozo? La única cuestión es si la cuerda aguantará tu peso o no. Pruébalo... y puede que te equivoques completamente pero, aun así, te salves. Puede que la cuerda la haya hecho Buda y puede que pienses que la hizo Jesús; no importa, aun así puedes salvarte. Puede que la Biblia haya sido escrita por un escritor anónimo; no importa, tiene el mensaje, y quienquiera que la haya escrito debe haber estado iluminado, de otra forma no podría haber escrito una parábola tan hermosa. Él era Jesús. Quienquiera que creara la historia de Buda, él era Buda. Que la historia existiera o no, no importa. Por eso utilizo tantas parábolas.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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