La mente tiene una idea, quizás agradable, y quiere ser como esa idea, la cual
es una proyección de su deseo. Usted es esto, que no le agrada, y quiere llegar a ser aquello, que le agrada. El ideal es una autoproyección; lo opuesto es una extensión de lo que es, no es en absoluto lo opuesto, sino una continuidad de lo que es, quizás algo modificada. La proyección es obstinada, y el conflicto es la lucha en pos de esa proyección [...]. Usted lucha por llegar a ser algo, y ese algo es parte de usted mismo. El ideal es su propia proyección. Vea cómo la mente se ha jugado un truco a sí misma. Usted se está esforzando tras las palabras, persigue su propia proyección, su propia sombra. Es violento y lucha por llegar a ser no violento, el ideal; pero el ideal es una proyección de lo que es. Sólo que bajo un nombre diferente. Cuando se da cuenta de este truco que se ha jugado a sí mismo, lo falso es visto como falso. La lucha en pos de una ilusión es el factor que desintegra. Todo conflicto, todo devenir es desintegración. Cuando hay una lúcida percepción de este truco que la mente se ha jugado a sí misma, entonces sólo existe lo que es. Cuando la mente se ha despojado de todo el devenir, de todos los ideales, de toda comparación y condena, cuando su propia estructura se ha derrumbado, entonces lo que es ha sufrido una completa transformación. En tanto damos un nombre a lo que es, hay una relación entre la mente y lo que es, pero cuando este proceso de nombrar que es memoria, que es la estructura misma de la mente- ha dejado de ser, también ha dejado de existir lo que es. Sólo en esta transformación hay integración.
Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .