Ese es, pues, el suave soplo de esta sabiduría que va a desarrollar en el
hombre nuevo su verdadera oración, que es la acción natural de su ser, pues esa oración no debe tener más finalidad que mantener en el hombre el orden, la seguridad, la medida. Debe hacer que el enemigo esté siempre fuera de lugar, que el corazón del hombre beba siempre en las fuentes de aguas vivas y su pensamiento sea como un foco en el que se unen las luces Divinas, para reflejarse después con más fulgor. Como éstas son las facultades primitivas del hombre, cuando llegan a alcanzar la meta a la que están destinadas, el hombre está realmente en su oración o, mejor dicho, el hombre está entonces realmente en la oración y en el sacrificio del aroma más agradable que pueda recibir el Señor. Pero ¿dónde está el que se ha convertido de verdad en una oración y en un sacrificio del aroma más agradable para el Señor?.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .