Sol Divino, tú, de quien han sacado su existencia todos los espíritus y todas las
almas; tú, que dominas el centro de nuestro mundo espiritual, lo mismo que el sol elemental domina el centro de nuestro globo, a ti solo te pertenece el poder de iluminar al mismo tiempo, lo mismo que él, todos los puntos de nuestra atmósfera y de compensar el peso de las tinieblas con la abundancia y la vivacidad del día que expandes por todas las partes de la región Divina que habitamos. Sólo a ti te pertenece el poder de transmitirnos hasta esta porción de luz, para encargar a nuestra alma de verterla después sobre los diferentes climas espirituales que tú nos asignes.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .