El primer hombre dejó que el crimen arrasase estos siete dominios y nos expuso a

todos a la necesidad de trabajar, como él, para rehabilitarlos en nosotros, antes de trabajar para rehabilitarlos en nuestro entorno. El agente supremo prestó su apoyo al primer hombre, desde el momento del crimen, para ayudarle a emprender con éxito la gran obra de su rehabilitación. Este mismo agente supremo no deja de prestar su auxilio al hombre nuevo, para ayudarle a regenerarse en sus leyes y en sus medidas particulares. Por eso es por lo que ha visto renacer en él los siete canales que debían convertirlo en principio en el instrumento activo de la Divinidad; por eso es por lo que se ha retirado al desierto, para separarse por completo de lo que no tenía ninguna relación con sus elementos primitivos. Finalmente, es por eso por lo que, lleno de confianza en el que no lo ha perdido de vista y en todos los gérmenes de regularidad, de fuerza, de oportunidad, de luces, de sabiduría, de fortaleza y de verdades que ha sembrado en él esta mano suprema, va a abandonar su desierto y a esparcir por fuera los frutos que, gracias al poder total, ha sabido hacer que produzcan con un cultivo cuidado y vigilante.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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