Una vez, un amigo mío estaba solo, en una noche aburrida, en el salón de
un hotel intercontinental. Tratando de entablar una conversación con un hombre de aspecto distinguido que estaba sentado cerca de él, le dijo: «¿Le puedo invitar a un trago?» «No», dijo el hombre con frialdad. «No bebo. Lo probé una vez y no me gustó.» A mí amigo no le desanimaba nada, así que le ofreció un puro al hombre, diciéndole que había elegido uno bueno. «No, no fumo. Lo probé una vez y no me gustó.» «Entonces, ¿qué tal una partida?» «No. No juego a las cartas. Lo probé una vez, pero no me gustó. Pero mi hijo vendrá enseguida. Puede que él quiera jugar.» Mi amigo se recostó en su asiento y dijo: «Tu único hijo, supongo.».
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .