No, imitemos al Cirineo que le ayuda a llevar la cruz, para que su carga

sea menos pesada para él. Abrámosle en nosotros un camino ancho y espacioso, dejemos que camine a su gusto en medio de todos los ladrones que hay en nosotros y besemos con una santa y trémula desolación cada paso que quiera dar en nosotros, hasta nuestro calvario, para que por él y con él podamos romper y disolver todas las iniquidades que nos rodean y convertirnos después en modelos de su gloria y de su luz, después de haber sido de un modo tan vergonzoso instrumentos de sus humillaciones y de sus sufrimientos.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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