En la tercera guardia el disco del sol emite rayos cegadores. Y entonces, cuando estás
sintonizado con tu observación, cuando eres uno con tu testigo, de pronto, como en mitad de la noche, sale el sol y hay una gran luz. Estás lleno de luz dentro y fuera; toda la existencia se vuelve ardiente. Y la tercera: En el agua sopla el viento de lo Suave. En el taoísmo, el agua representa el curso supremo de las cosas. Representa el Tao mismo. Lao Tse ha llamado a su camino «el Camino de la Corriente de Agua» por muchas razones. Primero, el agua es suave, humilde, busca el lugar más bajo. De la misma manera que Jesús dice: «Los que son los últimos en este mundo serán los primeros en mi reino de Dios, y los que son los primeros serán los últimos», el agua busca el lugar más bajo, el nivel más bajo. Puede llover en el Everest, pero no permanece ahí. Empieza a correr hacia el valle. Y también en el valle alcanzará la parte más profunda. Sigue siendo la última, es no-ambición. No tiene ninguna ambición de ser la primera. Y ser agua significa ser un sannyasin: ser como el agua significa ser absolutamente feliz no siendo nadie. Y en segundo lugar, agua significa movimiento. Siempre se está moviendo. Y cuando no está moviéndose se vuelve sucia, impura, incluso venenosa. Muere. Su vida está en el movimiento, en el dinamismo, en el flujo. Toda la vida es un flujo, nada es estático. Se cuenta que el científico Eddington dijo que la palabra «inmovilidad» no tiene el menor sentido, porque en la existencia no hay nada inmóvil. No se corresponde con ninguna realidad, con ningún hecho. Todo está creciendo, moviéndose, en camino: la vida es un peregrinaje. En la vida, los nombres son falsos, solo los verbos son verdaderos. En el lenguaje hemos creado los nombres. Esos nombres dan una impresión muy falsa de la vida. No son correctos. Algún día, en el futuro, cuando el lenguaje se vuelva más existencial, los nombres desaparecerán y serán sustituidos, todos los nombres serán sustituidos por verbos. No existe el río en sí, sino «riando»; no existe el árbol en sí, sino «arboleando», porque el árbol nunca está estático, ni un solo momento. Nunca está en un estado de ser estático. Siempre está haciéndose, fluyendo, yendo a alguna parte. La existencia es fluida, de ahí la metáfora del agua, «en el agua». Si has visto al testigo, entonces se hace posible lo tercero: verás la belleza del flujo. No ansiarás la seguridad y no ansiarás que las cosas permanezcan como son. Empezarás a avanzar con el río, te volverás parte del río de la existencia. Empezarás a disfrutar el cambio.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .