Para poder poner el pie en la línea, tiene que haberse producido en noso- tros
este gran movimiento y, según lo que se nos haya prometido, debemos ver qué es lo que nos cuesta franquear la barrera. Hazte trizas, hazte girones, como si pasases por zarzas y espinos; pero el tesoro está al otro lado de la valla. Te quedarás sin él si, para formar esta empresa, esperas a disfrutar de la tranquili- dad y las comodidades de la vida, porque, si disfrutases de esta tranquilidad y estas comodidades, tendrías que olvidarte por completo de ellas para seguir adelante. ¿Cómo podrías soñar en apoyarte en ellas con esperanza, sin tenerlas todavía? Lo único que sabe hacer el enemigo es engañarte con sus recomenda- ciones ilusorias. En vez de discutir con él, sigue adelante sin decirle nada, porque, si lo escuchas, se aprovechará de ti hasta el fin de tu vida, con prome- sas halagadoras de situaciones más favorables que no llegarán jamás si no las creas tú mismo, es decir, si no las captas fuera de esta región de tinieblas.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .