¿Existe el peligro de caer en la introspección al dirigir la mirada a nuestros problemas
personales? ¿Por qué no ha de haber peligro? Hay peligro al cruzar la calle. ¿Quiere usted decir que no debemos mirar porque es peligroso hacerlo? Recuerdo que una vez si se me permite relatar un caso que sirve de ejemplo- un hombre muy rico vino a vernos y dijo: “Soy muy, muy serio, y estoy interesado en lo que usted dice y deseo resolver todo mi ‘esto y lo de más allá’” ustedes saben, las tonterías de que habla la gente. Le dije: “muy bien, señor, investiguemos eso”, y hablamos. Volvió varias veces, y después de la segunda semana vino y me dijo: “tengo sueños horribles, espantosos, y me parece ver que todo lo que me rodea desaparece, que todas las cosas se van”; y añadió: “probablemente eso es el resultado de inquirir dentro de mí mismo y veo el peligro que eso representa”. Desde entonces, no volvió más. Todos queremos estar a salvo, seguros en nuestro pequeñito mundo el mundo del “orden bien establecido” que es desorden, el mundo de nuestras relaciones particulares que no deseamos que se perturben la excluyente y estrecha relación entre marido y mujer, en la que hay desdicha, desconfianza, temor, peligro, celos, ira, dominio-. Existe una manera de mirar dentro de nosotros mismos sin miedo, sin peligro; es el mirar sin condenación ni justificación, simplemente el mirar, sin interpretar, sin juzgar, sin evaluar. Para ello la mente ha de estar ansiosa de aprender mediante la observación de lo que realmente es. ¿Qué peligro hay en “lo que es”? Los seres humanos son violentos; eso es en realidad “lo que es”, y el peligro que han provocado en el mundo es el efecto de esta violencia, es el resultado del miedo. ¿Qué hay de peligroso en observarlo y en tratar de extirpar completamente ese miedo, de tal manera que podamos crear una sociedad diferente con diferentes valores? Hay gran belleza en la observación, en ver las cosas como son, psicológica, internamente; lo cual no quiere decir que uno acepte las cosas como son, ni tampoco que las rechace o desee alterar “lo que es”, porque la misma percepción de “lo que es” genera su propia mutación. Pero uno debe conocer el arte de “mirar” y el arte de “mirar” nunca es introspectivo o analítico, sino que consiste, simplemente, en observar, sin opción alguna.
Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .