Oí de un hombre que entró en un aparcamiento de coches. Caminaba en una postura

muy ridícula. Parecía casi imposible que pudiera caminar porque iba encogido como si estuviera conduciendo un coche. Sus manos agarraban un volante invisible, girándolo; sus pies sobre un invisible acelerador, y él estaba caminando. Y la forma en que estaba caminando era realmente imposible, muy difícil. Se congregó una multitud. Estaba haciendo algo imposible. Y le preguntaron al encargado, "¿Qué le pasa? ¿Qué hace este hombre?" El encargado les dijo, "No habléis en voz alta. En el pasado, este hombre amaba a los coches. Era uno de los mejores conductores. Incluso gano un premio nacional en las carreras de coches. Pero ahora, debido a alguna deficiencia mental, se lo han prohibido. No se le permite conducir coches y eso es simplemente el antiguo hobby". La gente dijo, "Si sabes esto, por qué no le dices, "No tienes un coche, ¿qué estás haciendo aquí?" El hombre contestó, "Por eso os decía, "No habléis tan alto". No puedo hacerlo porque él me da una rupia al día por lavar su coche. No puedo hacer eso. No puedo decirle, "No tienes coche". El aparcará el coche y luego yo se lo lavaré". Ese interés por una rupia, ese interés creado, está ahí. Tienes muchos intereses creados en tu sufrimiento, también en tu angustia, también en tu enfermedad. Y luego sigues diciendo, "No queremos. No queremos enfadarnos, no queremos ser esto y eso otro". Pero a menos que llegues a darte cuenta de cómo estas cosas te suceden, a menos que veas cómo funcionas, nada podrá cambiarse.

Osho . Yoga: La Ciencia Del Alma Vol 1 .

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