Éste es un método sencillo para transformar tu energía y conducirla hacia arriba. Y recuerda
siempre: los métodos taoístas son muy sencillos, de modo que no pienses: «¿Cómo puede tener tanta importancia algo tan simple?» Practícalo, experimenta con ello y lo sabrás. Al menos dos veces al día... Los mejores momentos son por la mañana temprano, justo antes de levantarte de la cama. En el momento en que sientas que estás alerta, despierto, hazlo durante veinte minutos. ¡Que sea lo primero que hagas por la mañana! No te levantes de la cama. ¡Hazlo ahí, allí mismo, inmediatamente! Porque cuando te estás despertando estás muy delicado, receptivo. Cuando te estás despertando estás muy fresco, y el impacto irá muy hondo. Cuando te estás despertando estás menos en la mente que nunca. Por eso hay algunos lapsos en los que el método penetrará en tu núcleo más interno. Y por la mañana temprano, cuando estás despertándote, y cuando toda la tierra está despertándose, hay una gran corriente de energía de despertar en todo el mundo. Usa esa corriente, no pierdas esa oportunidad. Todas las religiones antiguas solían rezar por la mañana, cuando salía el sol, porque la salida del sol es el surgimiento de todas las energías de la existencia. En ese momento puedes simplemente montarte en la ola de energía ascendente; será más fácil. Por la tarde será difícil, las energías estarán retrocediendo. Entonces estarás luchando contra la corriente, por la mañana estarás yendo con la corriente. De manera que el mejor momento para empezar es por la mañana temprano, inmediatamente, justo cuando estás medio dormido, medio despierto. Y el proceso es muy sencillo. No requiere ninguna postura, ninguna asana de yoga, no es necesario ningún baño, nada. Simplemente permanece acostado, tal como estás acostado en tu cama, sobre tu espalda. Mantén los ojos cerrados. Cuando inspires, visualiza que una gran luz entra en ti, por la cabeza hasta tu cuerpo, como si un sol hubiera salido justo al lado de tu cabeza: luz dorada entrando a raudales en tu cabeza. Estás hueco y la luz dorada está entrando a raudales en tu cabeza, y yendo, yendo, yendo, cada vez más hondo, y saliendo por los dedos de los pies. Cuando inspires, hazlo con esta visualización. Y cuando espires, visualiza otra cosa: entra oscuridad por los dedos de los pies; un gran río oscuro que entra por los dedos de tus pies, subiendo, y saliendo por la cabeza. Respira lenta y profundamente para poder visualizar. Hazlo muy lentamente. Y justo al despertar puedes respirar muy honda y lentamente, porque el cuerpo está descansado, relajado. Déjame repetirlo: al inspirar, deja que entre en ti luz dorada por la cabeza, porque es ahí donde está esperando la Flor Dorada. Esa luz dorada te ayudará. Limpiará todo tu cuerpo y lo llenará absolutamente de creatividad. Esto es energía masculina. Luego, cuando espires, deja que la oscuridad, lo más oscuro que puedas concebir, como una noche oscura, pase como un río desde los dedos de los pies hacia arriba —esto es energía femenina: te serenará, te hará receptivo, te calmará, te relajará— y deja que salga por la cabeza. Luego inspira de nuevo, y entra la luz dorada. Hazlo durante veinte minutos, por la mañana temprano. Y luego, el segundo mejor momento es cuando vayas a volver a dormir, por la noche. Túmbate en la cama, relájate durante unos minutos. Cuando empieces a sentir que estás fluctuando entre el sueño y la vigilia, justo en el medio, empieza el proceso de nuevo, y continúa durante veinte minutos. Si te duermes haciéndolo, es lo mejor, porque el impacto permanecerá en el subconsciente y seguirá funcionando. Después de un periodo de tres meses, te sorprenderás: la energía que estaba acumulándose continuamente en el muladhar, en el centro más bajo, el del sexo, ya no se está acumulando ahí. Está ascendiendo.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .