A su regreso a Roma, Kircher inicia inmediatamente la redacción de su gran cosmovisión científica,

filosófica y teológica sobre el Geocosmos. En esos años empieza a impartir las clases de matemáticas en el Colegio Romano, pero tanto le absorbe la investigación y la redacción de sus obras que pronto (hacia 1646, ocho años después de su viaje) es descargado del trabajo lectivo para que pueda dedicarse a escribir. En ese tiempo la correspondencia es abundantísima. La redacción de sus teorías se enriquece con las conversaciones con los compañeros jesuitas que pasan por Roma desde lejanos países de misión o que envían memoriales al Padre General y que le ilustran sobre procesos naturales en lejanas tierras. Él mismo escribe en Mundus Subterraneus: "A todo esto se une la riquísima ayuda de las relaciones con nuestros Padres, enviadas cada tres años desde la India aquí a Roma: cuando ven y exploran en la tierra o en el mar alguna cosa digna de admiración, la ponen por escrito y me la comunican a mí, que estoy ávido de saber esas cosas". (A. KIRCHER. Mundus Subterraneus, Prefacio, capítulo III). De sus ideas científicas, filosóficas y teológicas en torno al paradigma unificador del Geocosmos tratamos más adelante. Kircher tuvo una vida intensa y prolongada: falleció en el Colegio Romano, en Roma, con casi 80 años de edad, el 27 de noviembre de 1680. En este centro de investigación y enseñanza, y en esta ciudad vivió los últimos cuarenta y siete años de su vida, y aquí redactó sus obras más significativas.

Athanasius Kircher . El Geocosmos .

Índice