El «profeta David» sustituye evidentemente a un Dios celeste o a un Héroe civilizador aborigen.
Esto se aprecia claramente en las creencias buriáticas: en otro tiempo —cuentan los buriatas—, cuando los hombres no conocían el uso del fuego, abatían a las bestias con piedras, comían su carne desgarrándola con los dientes y, mal aue bien, se vestían con sus pieles, etc. Entonces los Tagri blancos (los dioses buenos) enviaron a la Tierra a Boshintoj, el herrero celeste, con su hija y sus nueve hijos, para enseñar a los humanos los beneficios de la metalurgia: SUS primeaos alumnos fueron los antepagados de las familias de herreros. Al decir de otra leyenda, los hijos de Boshintoj se casaron con muchachas terrenales, y así se convirtieron en antepasados de los herreros: nadie puede hacerse herrero si no desciende de una de esas familias. Los buriatos también conocen «herreros negros»; lo mismo que dividen sus panteones en «dioses blancos» y «dioses negros», sus chamanes se dividen en «blancos» y «negros» (buenos y malos, respectivamente). Los «herreros negros», que se hallan bajo la protección de los espíritus malvados, son particularmente temidos de la población, pues son capaces de «comerse» las almas de los hombres. Durante sus ceremonias se embadurnan el rostro con hollín.
Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .