Al desarrollo apresurado sucesivo de los vehículos superiores, no sigue inmediatamente la facultad de aportar

a los inferiores toda la parte de conciencia de aquellos que éstos pueden percibir. En este punto difieren grandemente los individuos, según sus circunstancias y según obren, pues este apresuramiento en el desarrollo de los vehículos ocurre rara vez hasta que se alcanza el discipulado probatorio, y entonces los deberes por cumplir dependen de las exigencias del tiempo. Al discípulo y aun al aspirante al discipulado se le enseña a poner sus facultades al servicio del mundo; y la participación de la conciencia inferior en el conocimiento de la superior se determinan principalmente por las necesidades de la obra en que el discípulo está ocupado. Es necesario que el discípulo pueda usar por completo de sus vehículos de conciencia en los planos superiores, en tanto que su obra haya de efectuarse tan sólo en ellos; pero el aportar el conocimiento de esta obra al vehículo físico, que no interviene para nada en ella, es asunto sin importancia, y el que pueda o no hacerlo, se determina generalmente por el efecto que una y otra circunstancia deba tener en la eficacia de su trabajo en el plano físico. En el estado presente de la evolución, la violencia que se hace al cuerpo físico cuando la conciencia superior le obliga a vibrar en consonancia con ella, a menos que las circunstancias externas sean muy favorables, puede ocasionar desarreglos nerviosos y sensibilidad histérica con todas sus nocivas consecuencias. De aquí que la mayor parte de los que poseen desarrollados los vehículos superiores de conciencia, y que al mismo tiempo deben efectuar sus trabajos más importantes fuera del cuerpo, permanezcan apartados de los centros de población, para traer a la conciencia física el conocimiento que emplean en los planos superiores, preservando de este modo al vehículo físico sensitivo del uso grosero y del bullicio de la vida ordinaria.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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