Paracelso afirmó la unidad constitutiva del universo, al decir, que “el cuerpo humano contiene materia

cósmica”, pues el espectroscopio no sólo ha demostrado la existencia en el sol y demás estrellas fijas de los mismos elementos químicos de la tierra, sino también que cada estrella es un sol de constitución similar al nuestro (7). Según Mayer (8), las condiciones magnéticas de la tierra dependen de las variaciones que sufre la superficie solar a cuyas emanaciones está sujeta, por lo que si las estrellas son soles, también han de influir proporcionalmente en la tierra Sigue diciendo Paracelso: “Durante el sueño nos parecemos a las plantas que también tienen cuerpo elementario y vital, pero no espíritu. Entonces el cuerpo astral queda libre y gracias a su elástica índole puede vagar en torno del vehículo dormido o lanzarse al espacio y conversar con sus padres astrales y con sus hermanos, desde lejanas distancias. Los sueños proféticos, la presciencia y los presentimientos son facultades del cuerpo astral negadas al grosero cuerpo físico, que al morir se restituye a los elementos de la tierra, mientras que los distintos espíritus vuelven a los astros. También los animales tienen presentimientos, porque asimismo poseen cuerpo astral"”.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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