Junto al significado químico de la «fijación» (o «muerte») del mercurio existe ciejtamente un sentido

puramente alquímico, o sea, en Ja India, yogo-tántrno. Reducir la fluidez del mercurio equivale a la transmutación paradójica del flujo psicomental en una «conciencia estática», sin ninguna modificación y sin duración. En términos de alquimia «fijar» o «matar» al mercurio equivale a obtener la cittavrttinirodha (supresión de los estados de conciencia), meta última del Yoga. De ahí la ilimitada eficacia del mercurio fijado. El Suvarna Tantra afirma que comiendo «mercurio muerto» (nasta-pista) el hombre se hace inmortal; una pequeña cantidad de este «mercurio muerto» puede transformar en oro una cantidad de mercurio 100.000 veces mayor. Incluso con la orina y los excrementos del alquimista alimentado con tal mercurio se puede conseguir transmutar el cobre en oro 7. El Kákacandeqvarimata Tantra asegura que el «mercurio muerto» produce mil veces su cantidad en oro y mezclado con cobre lo transforma en oro (texto reproducido por Ray, II, p. 13). El Rudrayamalá Tantra (I, 40) describe el nasta-pista como cosa sin brillo y sin fluidez, menos pesada que el azogue, coloreada, etc. La misma obra proclama que el proceso alquímico de «matar» el mercurio fue revelado por Siva y transmitido en secreto de una generación de adeptos a otra 8. Según el Rasaratnasamuccaya, I, 26, el hombre al asimilar el mercurio evita las enfermedades causadas por los pecados de sus existencias anteriores (Ray, I, p. 78). El Rasaratnacara, III, 30-32, menciona un elixir extraído del mercurio para la transmutación del cuerpo humano en cuerpo divino (Ray, II, p. 6). En el mismo texto Nágárjuna pretende dar remedio para «borrar las arrugas y los cabellos blancos y otros signos de vejez» (Ray, II, 7). «Las preparaciones minerales obran con igual eficacia sobre los metales y el cuerpo humano» (ibíd.). Esta metáfora favorita de los alquimistas indios ilustra una de sus concepciones fundamentales: los metales, lo mismo que el cuerpo humano, pueden ser «purificados» y «divinizados» por medio de preparaciones mercuriales que les comunican las virtudes salvíficas de Siva, pues Siva es para todo el mundo tántrico el Dios de la liberación. El Rasárnava recomienda aplicar el mercurio primeramente sobre los metales y luego sobre el cuerpo humano9. Si hemos de creer al Rasahrdaya-Tantra, la alquimia permite curar incluso la lepra y devolver a los viejos la perdida juventud (texto en Ray, II, p. 12).

Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .

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