Pero ¿ha perdido la tierra su criatura? ¿La humanidad queda privada de su hijo triunfante?

No. Vedle que surge del seno de su divino resplandor. Reaparece en el umbral del Nirvana como encarnación viviente de la suprema luz, vestido de gloria indecible, Hijo de Dios manifiesto. Pero Su rostro está vuelto hacia la tierra, Sus ojos irradian compasión infinita sobre los hijos de los hombres, Sus hermanos en la carne. No puede dejarles sin consuelo, dispersos como ovejas sin pastor. Revestido de la majestad de renunciación sublime, glorioso con la fuerza de la perfecta sabiduría y el “poder de vida eterna”, vuelve a al tierra a bendecir y guiar a la humanidad como Maestro de Sabiduría, Instructor real y Hombre divino.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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