Pero sus manifestaciones, aunque sean distintas, tienden todas a una meta común y única, que

es la propagación y la comunicación de lo sagrado, pues un sacramento lleva este nombre porque es el medio por el que se transmiten las cosas santas y divinas donde son necesarias para que desaparezcan la muerte y la nada. Y, bajo esta relación, vemos que va aumentando aún más ante nuestros ojos la dignidad del hombre que ha sido elegido para ser la piedra angular del templo y, además, tener las siete fuentes espirituales por las que la vida divina trata de comunicarse con los lugares áridos y estériles. Pero ya no podemos seguir ignorando qué es lo que desarrolla en él estas siete fuentes sacramenta- les, puesto que hemos presentado al hombre en tantas ocasiones como el pen- samiento, la palabra y la obra del eterno, que ha tenido una necesidad ineludi- ble de la ayuda de la palabra para que se le concediese la palabra y para que pudiese alcanzar la dignidad de hombre nuevo.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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