El hombre que tiene en la mano una piedra siente en ella pasiones por medio
del tacto, que siente su dureza, frialdad, peso, ligereza y aspereza sin sucesión. Estas pasiones recoge del tacto la imaginación, pero no lo puede hacer sin sucesión de tiempo, y lo mismo es del entendimiento, quien sucesivamente las saca y recoge de la imaginación, por lo que éste se admira de que siendo la imaginativa más noble potencia que la sensitiva, y siendo él más que la sensitiva e imaginativa, el tacto perciba sin sucesión muchas pasiones en la piedra, y el mismo entendimiento y la imaginación no puedan percibirlas, sino con ella y una después de otra. Pero descendiendo a la potencia tactiva, considera que así como ella a un mismo tiempo es general para percibir muchas pasiones, así él y la imaginativa son generales para comprenderlas juntas, cuando las tiene en hábito por medio del afato y el oído: pero que por causa de que por ellos las perciben sucesivamente ni pueden usar de ellas sin sucesión, si antecedentemente no las tienen recogidas y habituadas; mas la potencia tactiva sin sucesión las percibe, por no percibirlas mediante el afato, oído y vista; y en este caso se manifiesta de qué modo el entendimiento es práctico y general: práctico por la sucesión; teórico y general por el hábito.
Ramón Llul . El Libro Del Ascenso Y Descenso Del Entendimiento .