Sabed que contra el deseo, la apetencia de recompensa y la miseria de la ambición

no hay otro remedio que fijar: la vista y aplicar al oído a la invisible e insonoro. Debe el hombre creer en su congénita facultad de progreso y no atemorizarse al considerar su naturaleza superior ni dejarse arrastrar por la inferior. La experiencia demuestra que las dificultades no han de abatir al hombre, ni mucho menos desesperanzarlo, pues de lo contrario el mundo no gozaría de las maravillas de la civilización. Esforzarse en seguir adelante es la primordial necesidad del que ha entrado en el Sendero. ¿De dónde extraer la fortaleza ? Mirando alrededor, no es difícil echar de ver en dónde encuentran otros hombres su fortaleza. Dimana de la profunda convicción. Hay que abstenerse, por ser de justicia el abstenerse, no con el solo intento de mantenerse uno limpio. Para pelear contra sí mismo y vencer en la batalla es preciso que el hombre conozca que en la pelea está haciendo lo que debe hacer. "No resistáis al mal"; es decir, no os quejéis ni irritéis contra los inevitables infortunios de la vida. Olvidaos de vosotros mismos al trabajar en beneficio de los demás. Si alguien nos ultraja, persigue o injuria, ¿a qué resistir? Con la resistencia provocaríamos mayores males. En toda obra, sea la que fuere, hemos de considerar el mandato imperativo del deber, y no su relativa importancia o insignificancia. El mejor remedio para el mal no es reprimir sino eliminar el deseo; y esto puede con mayor eficacia cumplirse manteniendo la mente de continuo fija en las cosas divinas. El conocimiento del Yo superior queda invalidado cuando la mente se complace en los objetos de los de!;enfrenados sentidos. (14) Nuestra naturaleza es tan ruin, soberbia, ambiciosa, concupiscente y entercada en sus juicios y opiniones, que si las tentaciones no la restringiesen se arruinaría por completo. En consecuencia, nos acomete la tentación a fin de que aprendamos a conocernos y seamos humildes.

H.P. Blavatsky . Ocultismo Practico .

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