Pero debería haber hecho esta cita, no como la hizo Eva, cuando dijo a la
serpiente, vacilando y desconcertada: Dios nos ha ordenado que no comamos del fruto del árbol que está en el centro del paraíso y que no lo toquemos, para no correr el riesgo de morir; pero, con la firme decisión de mantenerse fiel al precepto y oponerse con esta fidelidad a todas las tentativas del prevaricador. Eso es también uno de los frutos que el hombre nuevo puede comunicar a sus hermanos, esperando las numerosas cosechas que saldrán de él cuando haya terminado el desarrollo de sus pruebas y de sus combates en el desierto.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .