Eso no impide que, mientras tanto, no veamos, en el nacimiento de la palabra en

nosotros, hasta qué punto es todo revelación, puesto que todo es palabra y puesto que todas las palabras están como sepultadas en los abismos, de donde no se pueden sacar si no es de forma violenta; pero los hombres no quieren creer en una revelación, por mucho que se ha hecho por convencerlos, mientras que, adaptándola a lo que son ellos, no se les haya demostrado la revelación universal y de todos los momentos hasta tal punto que hubiesen estado dispuestos por naturaleza con ello a no ver ni reconocer la obra del reparador nada más que como una revelación aún mayor que la que se producía en ellos y, como es del mismo género, aunque abarque un plan más amplio, podría parecerles más admirable, como si fuese más sublime, aunque no más extraordinaria. Hasta habrían aprendido a reconocer, mediante el examen de las diversas épocas del género humano, los inmensos servicios que les habría rendido esta revelación del reparador al observar estas épocas diversas en el hombre particular.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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