¿Qué es el conocimiento propio, y cómo podemos obtenerlo? ¿Alcanzan ustedes a ver la mentalidad

que hay detrás de esta pregunta? No estoy hablando desde una falta de respeto por el interlocutor, pero observemos la mentalidad que pregunta: “¿Cómo puedo obtener eso, por cuánto puedo comprarlo? ¿Qué debo hacer, qué sacrificio debo realizar, qué disciplina o meditación debo practicar para tener eso?” Es una mente mediocre, mecánica, la que dice: “¿Debo hacer esto a fin de obtener aquello?” Las personas que se titulan religiosas piensan en estos términos; pero el conocimiento propio no es para obtenerse de este modo. Uno no puede comprarlo mediante ningún esfuerzo ni práctica alguna. El conocimiento propio llega cuando ustedes se observan a sí mismos en la relación que tienen con sus compañeros de estudios y sus maestros, con toda la gente que los rodea; llega cuando observan el comportamiento de otra persona, sus gestos, la manera en que viste sus ropas, la manera en que habla, su desprecio o su adulación y la respuesta de ustedes a eso; llega cuando lo observan todo en sí mismos y alrededor de ustedes, y se ven como ven el propio rostro en el espejo. Cuando miran el espejo se ven a sí mismos tal como son, ¿verdad? Podrán desear que la cabeza tenga una forma distinta, con un poco más de cabello, y que el rostro sea un poco menos feo; pero el hecho está ahí, claramente reflejado en el espejo, y ustedes no pueden desecharlo y decir: “¡Qué hermoso soy!” Ahora bien, si pueden mirar en el espejo de la relación exactamente como miran en el espejo común, entonces no hay límites para el conocimiento propio. Es como penetrar en un océano insondable y sin orillas. La mayoría de nosotros desea alcanzar un fin, queremos poder decir: “He alcanzado el conocimiento propio y soy feliz”; pero no ocurre de ese modo en absoluto. Si podemos mirarnos a nosotros mismos sin condenar lo que vemos, sin compararnos con otra persona, sin el deseo de ser más hermosos o más virtuosos; si podemos observar exactamente lo que somos y movernos con ello, entonces descubriremos que es posible ir infinitamente lejos. Entonces no hay un final para el viaje, y ése es el misterio, la belleza de ello.

Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .

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