Los dioses solares simbolizados en el sol visible son los creadores de la naturaleza física,
pues la naturaleza espiritual es obra del Supremo Dios, del oculto y céntrico Sol espiritual, por mediación de su Demiurgo, la Mente divina de Platón, la Sabiduría divina de Hermes Trismegisto (18), la sabiduría dimanante de Ulom o Kronos. Según dice Anthon (19), en los Misterios de Samotracia, después de la distribución del fuego puro, empezaba una nueva vida. Éste era el nuevo nacimiento a que Jesús aludía en su plática con Nicodemo. Y sobre lo mismo, dice Platón: “Iniciaos en el más bendito misterio y sed puros... para llegar a ser justos y santos con sabiduría” (20). A lo cual añade el Evangelista: “Y dichas estas palabras, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (21).
H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .