Alma del hombre, no corresponde al hombre pintar las delicias con que tú puedes quedar

inflamada, cuando, una vez establecida, por la gracia superior, una medida justa, fuerte, duradera y resistente a toda prueba en tu ser exterior. que es como la frontera del estado, notas que descienden a ti estas aguas divinas, estas virtudes divinas que te dan, al mismo tiempo, la vida, la sensación de vida que ellas te aportan y la santa confianza en que tú participas de su inmortalidad; pero el hombre puede hacerte saber que todavía no ha llegado el momento de dedicarte a estas alegrías sublimes.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

Índice