En ese vasto espacio entre el cielo claro, azul, y la belleza de la tierra,

la conciencia ha tocado a su fin. Todos los sentidos están completamente despiertos al aire puro, al aroma del desierto y de las flores distantes, al movimiento del lagarto sobre la roca caliente y al silencio total. No era sólo el silencio de las grandes alturas, ni ese silencio extraño que reina justo después de la puesta del sol o el que parece descender sobre la tierra con el comienzo del amanecer, lejos de todas las ciudades y los pueblos ruidosos, sino que era también el silencio profundo que jamás ha sido tocado por el ruido del pensamiento. Era ese silencio que no tiene medida, un silencio de tal pureza y claridad que llega mucho más allá de todo el movimiento de la conciencia. El tiempo, literalmente, se había detenido.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

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