Si usted observa muy cuidadosamente, verá que el flujo del pensamiento no es constante, sino

que existe un intervalo entre dos pensamientos; aunque no sea más que una infinitesimal fracción de segundo, existe un intervalo que tiene significación en el balanceo del péndulo hacia atrás y adelante. Vemos el hecho de que nuestro pensar está condicionado por el ayer, el cual se proyecta hacia el mañana; tan pronto admite usted el pasado, también tiene que admitir el futuro, ya que no hay dos estados como el pasado y el futuro, sino un estilo que incluye tanto lo consciente como lo inconsciente, tanto el pasado individual como el colectivo. El pasado colectivo y el individual, en reacción al presente, emiten ciertas respuestas que crean la conciencia del individuo; por lo tanto, la conciencia es del pasado, y ése es todo el trasfondo de nuestra existencia. Tan pronto tiene usted el pasado, tiene inevitablemente el futuro, porque el futuro es meramente la continuidad modificada del pasado, pero sigue siendo ese pasado, de modo que nuestro problema es cómo originar una transformación en este proceso del pasado, sin crear otro condicionamiento, otro pasado.

Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .

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