Estamos procurando descubrir si hay o no hay un estado permanente; no lo que nos
gustaría que hubiera, sino el hecho real, la verdad en esta cuestión. Todo lo que nos concierne, tanto en lo interno como en lo externo nuestras relaciones, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos-, es impermanente, se halla en un estado de fluir constante. Dándose cuenta de esto, la mente anhela permanencia, un estado perpetuo de paz, de amor, de bondad, una seguridad que ni el tiempo ni los acontecimientos puedan destruir; en consecuencia, crea el alma, el arman, las visiones de un paraíso permanente. Pero esta permanencia nace de impermanencia; por lo tanto, lleva en sí las semillas de lo impermanente. Hay tan sólo un hecho: la impermanencia.
Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .