Nosotros hemos utilizado sólo una pequeña zona del cerebro, y esa zona pequeña es controlada
y moldeada por el pensamiento; y el pensamiento, tanto intelectual como emocional y físicamente, ha creado una energía contradictoria, el “yo” y el “tú”, “nosotros” y “ellos”, lo que somos y lo que deberíamos ser, el ideal, el prototipo perfecto. Espero que estén siguiendo esto. Creo que es muy importante comprender que estamos trabajando juntos, que quien les habla no les dice lo que deben hacer, porque él no tiene autoridad alguna. La autoridad en cuestiones espirituales ha sido muy destructiva, porque la autoridad implica conformidad, miedo, obediencia, seguimiento y aceptación, pero cuando estamos investigando juntos, eso significa que no hay sentido alguno de seguimiento, de aceptación o rechazo, sino que solamente existen el observar, el inquirir. Esto es lo que estamos haciendo juntos. Por lo tanto, cuando estamos juntos, unidos, desaparecen el “yo” y el “tú”. Lo importante es el trabajo, no ustedes o yo. Estamos, pues, trabajando juntos para descubrir si existe una clase por completo diferente de energía, una energía que no esté basada en una causa que divide la acción del presente de la del pasado. Ahora bien, esta investigación implica que nos estamos preguntando si hay en el cerebro una zona que no esté contaminada por el pensamiento, que no sea producto de la evolución y que no haya sido tocada por la cultura. Desde la remota antigüedad, el hombre ha utilizado sólo una pequeña zona del cerebro, en la cual ha habido conflicto entre el bien y el mal. Podemos verlo en todas las pinturas, en todos los símbolos y actividades del hombre. Este conflicto entre el bien y el mal, entre “lo que es” y “lo que debería ser”, entre “lo que es” y el ideal, ha producido la cultura cristiana, la hindú, la budista, etcétera. Y esta pequeña zona del cerebro está condicionada por esas culturas. ¿Puede la mente librarse a sí misma de ese condicionamiento, de esa zona limitada, y moverse en un área que no esté controlada por el tiempo, por la causación, por la dirección? Por lo tanto, tenemos que empezar a descubrir qué es el tiempo, qué es la dirección y qué es lo que los seres humanos tratan de lograr en el campo psicológico. Psicológicamente, ¿qué es el tiempo? Está el tiempo cronológico, del reloj, pero psicológicamente, ¿existe en absoluto el tiempo? El tiempo implica movimiento, ¿verdad? También implica dirección. Psicológicamente, decimos que “lo que es” sólo puede cambiarse a través de un proceso gradual y que eso requiere tiempo. Y el proceso gradual se mueve en una dirección definida, la dirección que ha establecido el ideal. Para alcanzar eso uno tiene que disponer de tiempo como un movimiento de aquí hacia allá, y en esa área del tiempo estamos atrapados. O sea: yo soy lo que soy y tengo que transformar eso en lo que yo debería ser; para hacerlo necesito el movimiento del tiempo. Y la dirección del movimiento es controlada, moldeada por el ideal, por la fórmula, por el concepto que ha creado el pensamiento. Vale decir que el ideal es creado por el pensamiento, el pensamiento que dice: “soy esto y debo ser aquello”, y luego viene el movimiento hacia aquello. Ésta es la manera tradicional de abordar la transformación del hombre. Ahora bien, nosotros estamos cuestionando eso completamente.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .