El término organicismo, como todos los términos filosóficos, no tiene una significación unívoca. De modo
general, lo utilizamos aquí para designar una concepción del mundo según la cual los seres vivos no se pueden explicar solamente como simples mecanismos. El organicismo rechaza el sistema mecanicístico convencional. Pero no por ello se adhiere inmediatamente al sistema del vitalismo, especialmente si este es de carácter radical. En rigor, dentro de la teoría biológica, el organicismo ocupa una posición intermedia entre el mecanicismo y el vitalismo. Es necesario tener en cuenta que el concepto de organismo ha evolucionado históricamente. Como vocablo, organon significó primariamente "instrumento". En este sentido, en la antigüedad el término "orgánico" se refiere al carácter de un órgano y al hecho de que éste se compone de partes desiguales bien combinadas para realizar una función. Es el significado que le da Aristóteles (Pol., 1259 b 23), que sigue Santo Tomás, Francisco Suárez y Baumeister (discípulo de Wolff) y que persiste hasta el siglo XVIII. Desde el siglo XVIII, el significado es diferente: es un adjetivo que cualifica ciertos cuerpos: los "cuerpos biológicos" u "organismos". Por ello, ha sido cada vez más frecuente contraponer lo mecánico y lo orgánico. La idea que subyace es que lo "orgánico" no se puede reducir a lo "mecánico". Por tanto, al enjuiciar el "organicismo" de Kircher, no podemos proyectar sobre él las categorías biologistas actuales.
Athanasius Kircher . El Geocosmos .