EL ORIGEN DEL MUNDO Según las antiguas teorías griegas en el origen de todas las

cosas se encuentra el Caos. Éste no era más que una naturaleza informe en la que todos los elementos estaban desperdigados en profunda confusión actuando de forma irregular a conforme se supone que les correspondía. Así, el sol no iluminaba, la luna no salía por las noches y el mar no tenía riberas. El frío y el calor, la sequía y la humedad, lo pesado y lo ligero, todo chocaba entre sí hasta que por fin, un dios, indeterminado, puso fin a toda esa situación. Entonces, se separaron el cielo, la tierra y las aguas y el aire más puro se diferenció del denso. Este dios permitió la creación de todo lo existente y ordenó a los árboles cubrirse de hojas, a las montañas crecer, a los ríos y fuentes manar agua, a los pájaros volar.... Una vez creado el mundo y aparecido el hombre los dioses velaron por el mantenimiento de toda esta riqueza y por la vida humana. Según teorías anteriores, el Caos, entendido de forma personificada dio lugar a la creación de la Noche y del Erebo, el profundo abismo donde se encuentra la muerte y donde después reinó HADES / PLUTÓN. La Noche y el Erebo dieron lugar a la aparición del Amor cuyos hijos fueron la Luz y el Día, permitiendo a Caos crear el cielo estrellado y la tierra a los que personificó como GAYA / TIERRA y URANO, el cielo. En cualquier caso, las dos teorías coinciden en que GAYA y URANO fueron los primeros dioses del universo. A ambos les fue arrebatado el poder por CRONOS, hijo de URANO, y posteriormente ZEUS se asentó en el trono del mundo, constituyéndose la corte del Olimpo, y apareciendo la gran profusión de dioses que hoy conocemos. Sobre la llegada al poder de Cronos y Zeus véase CRONOS Mientras todo esto ocurría se fueron sucediendo en el mundo griego diferentes épocas. Tras la subida al trono de Zeus se inició una época feliz conocida como Edad de Oro. Entonces no existían leyes escritas, ni jueces o tribunales, y la justicia era respetada de forma innata por todos los hombres, que vivían en paz, abundancia y concordia, sin necesidad de trabajar, pues la tierra manaba todos los frutos necesarios por sí solo. Además, el mundo vivía una eterna primavera. Sin embargo, esta época duró poco y apareció la Edad de Plata, en la que aparecieron las estaciones, con sus fríos inviernos y sus tórridos veranos y se hizo necesario trabajar duramente la tierra para poder obtener algún fruto con el que alimentarse. Todo ello provocó la desdicha del ser humano y la aparición de su carácter violento, que dio lugar a la Edad de Bronce, donde los hombres eran feroces y codiciosos y provocaban guerras para conseguir lo que anhelaron. El carácter de la Edad de Bronce se tornó más duro ya en la Edad de Hierro cuando desapareció totalmente la buena fe del mundo e imperaron la traición y la violencia. La vida pasó a ser una sucesión de sufrimientos y fechorías y la discordia se interpuso entre hermanos, padres e hijos, abandonando la diosa de la justicia el mundo.

Mitología Griega .

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