Pero aunque el ponzoñoso hálito del materialismo haya consumido las raíces de los sagrados bosques

y secado la savia de su espiritual simbolismo, todavía medran con exuberante lozanía para el estudiante de ocultismo, que los sigue viendo cargados del fruto de la verdad tan frondosamente como cuando el archidruida sanaba mágicamente a los enfermos y tremolando el ramo de muérdago segaba con su dorada segur la rama del materno roble. La magia es tan vieja como el hombre y nadie acertaría en señalar su origen, de la propia suerte que no cabe computar el nacimiento del primer hombre. Siempre que los eruditos intentaron determinar históricamente los orígenes de la magia en algún país, desvanecieron sus cálculos investigaciones posteriores. Suponen algunos que el sacerdote y rey escandinavo Odín fue el fundador de la magia unos 70 años antes de J. C.; pero hay pruebas evidentes de que los misteriosos ritos de las sacerdotisas valas son muy anteriores a dicha época (28). Otros eruditos modernos atribuyen a Zoroastro las primicias de la magia apoyados en que fue el fundador de la religión de los magos; pero Amiano Marcelino, Arnobio, Plinio y otros historiadores antiguos, prueban concluyentemente que tan sólo se le debe considerar como reformador de la magia, ya de muy antiguo profesada por los caldeos y egipcios (29).

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

Índice