De este período atómico y egoísta surge otra etapa, la de la coherencia grupal, que
se supone la construcción de formas y especies hasta obtener algo coherente e individualizado, pero constituido por multitud de individualidades y formas menores. En conexión con el ser humano correspon¬de a su conocimiento incipiente de la etapa de responsa¬bilidad y al reconocimiento del lugar que le corresponde dentro del grupo. Requiere del individuo la capacidad de reconocer una vida superior a la suya, ya se la denomine Dios o se la considere simplemente como la vida del grupo, al cual pertenecemos como unidad, esa gran Identidad de la cual formamos parte. Esto corresponde a la escuela de pensamiento supernaturalista y con el tiempo lo sustituirá otro concepto más amplio y verdadero. Según hemos visto, la primera etapa o atómica, se desarrolló por el egoísmo o la vida autocentrada del átomo, sea el átomo de la sustancia o el humano; la segunda etapa llega a la perfección por el sacrificio de la unidad, en bien de los muchos, y del átomo, en bien del grupo, en el cual tienen cabida. De esta etapa muy poco sabemos y, frecuentemente, la visualizamos y an¬helamos. La tercera etapa está aún muy lejana, y algunos la consideran como una vana quimera. Otros poseen la visión y, aunque inalcanzable ahora, es lógicamente posible si nuestras premisas son exactas y sentamos correctamente las bases de la existencia unificada. Entonces no sólo habrá unidades independientes, átomos diferenciados en la for¬ma, grupos constituidos por multiplicidad de entidades, sino que tendremos el conglomerado de formas, grupos y esta-dos de conciencia, fusionados, unificados y sintetizados en un todo perfecto, denominado sistema solar, naturaleza o Dios. Los nombres no tienen importancia. Corresponde a la etapa adulta del ser humano; análoga al período de la ma¬durez y a esa etapa donde se supone que el hombre tiene un propósito y trabajo definido en la vida y también un bien determinado, llevado a cabo con la ayuda de su inteligencia. En estas charlas quisiera, si es posible, demostrar que algo similar se está llevando a cabo en el sistema solar, en el planeta, en la familia humana y en el átomo. Confío que podré demostrar que en todo subyace una inteligencia, que de la separación vendrá la unión, producida por la fusión y mezcla grupal y que con el tiempo surgirá de 108 dis¬tintos grupos un todo perfecto, plenamente consciente, compuesto por miríadas de identidades separadas, animadas por un sólo propósito y una sola voluntad. Si esto es así, ¿cuál es el paso práctico que deben dar quienes alcancen esta com¬prensión? ¿Cómo aplicar prácticamente este ideal a nuestras propias vidas y cómo asegurarnos nuestro inmediato deber a fin de participar y cumplir conscientemente con el plan? En el proceso cósmico tenemos nuestra diminuta participa-ción y en cada día de actividad debemos desempeñar nues¬tra parte con inteligente comprensión.
Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .