Antiguamente era la magia una ciencia universal que tan sólo profesaban los sacerdotes ilustrados; pero

aunque el foco de estaciencia estaba celosamente custodiado en el santuario, sus rayos iluminaban el mundo. Si así no fuera, ¿cómo explicar la sorprendente identidad de tradiciones, leyendas, costumbres, creencias y adagios populares, que lo mismo se encuentran entre los lapones y tártaros del norte, que en los pueblos meridionales de Europa, en las estepas rusas y en las pampas americanas? A este propósito dice Taylor que la máxima pitagórica “no remuevas fuego con espada”, es popular entre gentes sin relación alguna étnica ni geográfica; pues según refiere Carpini, ya en 1246 la observaban los tártaros que en modo alguno consentirían en remover el fuego con arma de filo, por temor de “cortar la cabeza del fuego”. Del mismo temor participan los kalmucos, y los abisinios preferirían meter los brazos desnudos hasta el codo entre brasas, antes que removerlas con hacha o cuchillo. Tyler dice que todos estos hechos son simples aunque curiosas coincidencias, y Max Müller opina, por el contrario, que entrañan en su fondo la doctrina pitagórica.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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