Los mitos cosmogónicos pasaron de la idea poéticamente abstracta al simbolismo plástico, tal como los

halla hoy la arqueología. La serpiente, que tan importante papel representa en la pintura y escultura antiguas, perdió después su verdadera significación a causa de las absurdas interpretaciones del Génesis, que la identifican con Satanás, cuando por el contrario es el mito de más diversos e ingeniosos emblemas. Entre ellos se cuenta el de agathodaimon (arte de curar e inmortalidad del alma) y, por esta razón, es obligado atributo de todas las divinidades patronímicas de la salud y de la higiene. En los Misterios egipcios la copa de la salud estaba rodeada de serpientes. También es este reptil emblema de la materia, pues como el mal es la oposición al bien, cuanto más se aparte la materia de su espiritual fuente, tanto más quedará sujeta al mal. En las más antiguas imágenes de los egipcios y en las alegorías cosmogónicas de Kneph simboliza la materia una serpiente dentro de un círculo hemisférico cuyo ecuador cruxza en línea recta para dar a entender que si el universo de luz astral envuelve al mundo físico que de él emanó, queda a su vez envuelto y limitado por Emepht (Causa Primera). Phtha engendra a Ra con las miríadas de formas que vivifica, y ambos salen del huevo mundanal porque el huevo es la más común modalidad generativa de los seres vivientes. La eternidad del tiempo y la inmortalidad del espíritu están simbolizadas en la serpiente que circuye el mundo y se muerde la cola sin dejar solución de continuidad. También simboliza entonces la luz astral. Los filósofos de la escuela de Ferécides enseñaban que el éter (Zeus o Zën) es el cielo superior o empíreo donde está el mundo superior cuya luz (astral) es la concentración de la substancia primaria. Tal es el símbolo de la serpiente identificada más tarde con Satán por los cristianos. Es el Od, Ob y Aûr de Moisés y de los cabalistas. Cuando la luz astral en estado pasivo actúa sobre quienes sin darse cuenta se ven arrastrados por su corriente es el Ob o pitón. Moisés se resolvió al exterminio de cuantos cedían a la influencia de las siniestras entidades que por todas partes nos rodean y se mueven en las ondas astrales como el pez en el agua, a las que Lytton llama “moradores del umbral”. Pero se transmuta en Od tan pronto como la vivifica el flujo consciente de un alma inmortal, porque entonces las corrientes astrales actúan bajo la dirección de un adepto o un hipnotizador cuya espiritual pureza les capacite para dominar las fuerzas ciegas. En este caso, desciende temporáneamente a nuestra esfera una elevada entidad planetaria de las que nunca encarnaron (aunque entre ellas las haya que han vivido en nuestro mundo) y purificando el ambiente circundante abre los ojos espirituales del sujeto y le infunde el don de profecía. Por lo que atañe al Aûr designa ciertas propiedades ocultas del agente universal, que únicamente interesan a los alquimistas y en modo alguno al público en general.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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