Al llegar a tal grado de volición, el iniciado ha trascendido sus deseos de vida
en mundos de manifestación, y toda inclinación a la vanidad (actos sin fondo) y a la auto-justicia. Es difícil para el que no ha llegado a este grado, imaginarse un estado de conciencia que haya logrado anular todo pensamiento o todo acto que no lleve una finalidad deliberada que al mismo tiempo haya y superior, y alcanzado esa sublime despreocupación por la vida fenoménica de este mundo, Conde el mal son pura ilusión.
Eduardo Alfonso . La iniciación .