La sencillísima Verdad sólo puede alcanzarse después del éxtasis de amor, por inmensa devoción, y
hallaréis en ella el único refugio donde guareceros de los días lluviosos y cálidos, de todas las luchas, aflicciones y dolores. Y una vez la hayáis hallado, ya no será cuestión de dudar ni de vacilar, porque entonces seréis el Maestro, seréis entonces el ideal de millares de gentes, el auxiliador de gran número, el indicador de los que andan a tientas, de los que no ven o están todavía luchando en las tinieblas. Y cuando podamos caminar juntos por el sendero de eterna paz que conduce al Reino de la Felicidad, ya no será posible la separación ni el aislamiento ni dudas sobre el logro de la perfección, de la iluminación, porque entonces seréis la encarnación de todas las cosas que busca cada uno de vosotros. Y cuando caminéis por aquel sendero y os solacéis en aquel eterno jardín, cuando podáis guareceros del sol bajo la sombra, entonces seremos todos amigos, entonces seremos todos eternos compañeros, entonces todos crearemos a imagen de Quien es el Santo de los Santos. Y una vez hayáis bebido este néctar, este elixir de vida, os mantendrá eternamente jóvenes; y aunque podáis haber tenido dilatadas experiencias y derramado abundantes lágrimas y sufrido intensamente, está en vuestro interior el manantial que os mantiene en eterna plenitud, eternamente jóvenes y jubilosos como rutilante estrella en tenebrosa noche; porque lo conocéis todo y está aniquilado el yo, el destructor y pervertidor de la Verdad. Y así debéis todos, si queréis seguirme, caminar hacia aquella puerta que os separa del eterno jardín, y allí encontraréis muchas llaves, y cada uno de vosotros podrá tomar una llave y entrar. Pero antes de entrar en este Reino de la Felicidad debéis sentir inmenso deleite, inmenso placer; y después comprenderéis que sois el Maestro y que ha cesado de girar la rueda de nacimientos y muertes. Hallaréis allí el Eterno Refugio, la Eterna Verdad; y allí perderéis la identidad de vuestro separado yo; crearéis nuevos mundos, nuevos reinos, nuevas moradas para otros.
Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .