Y entonces podremos complacernos y de veras deleitarnos en soñar, en ver potentes visiones, porque,
estos sueños y estas visiones son la Verdad, son realidades, son nuestro espiritual alimento, y por esto sólo podemos vivir, por esto sólo podemos sobrevivir. Debemos tener sueños, debemos tener visiones. Por muy prácticos y positivos que seamos, debemos tener este misticismo, esta vida de todos recatada. Hemos de tener nuestro peculiar cañamazo, nuestra tela en la que pintemos un cuadro que vamos mejorando y alternando en el transcurso de la Eternidad que siempre nos da la satisfacción de crear, de renovar, de hacer lo que realmente queremos hacer, y que nos precave de la terrible satisfacción egoísta, de aquella sensación de permanecer siempre en el mismo círculo, en el mismo redil. Esta es la única Verdad que cada uno de nosotros necesita poseer. Una vez hayamos entrado, visto, soñado, podremos siempre volver y vivir en nuestro Reino.
Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .