Dices: «... un poder que no depende de otras personas ni de sus reacciones, sino

que es algo que existe en mi interior». El hecho mismo de que menciones a otras personas y sus reacciones supone que no piensas de una manera muy distinta. En primer lugar, quieres que la gente te muestre respeto, y para ello tienes que ser un hombre importante, un conquistador del mundo, un premio Nobel o cualquier otra estupidez. Pero no todo el mundo puede ser Alejandro Magno, ni ganar un Nobel, ni ser más importante que los demás en uno u otro sentido. Y aquí cambia la cosa: verte en una situación en la que no es posible, o en la que quizá la competición sea excesiva y te aplasten, porque hay personas mucho más importantes, mucho más peligrosas, y entonces es mejor retirarse e intentar encontrar un poder sin relación alguna con otras personas, independiente de otras personas. Incluso esa conexión me lleva a deducir que vas a iniciar el mismo viaje. Al principio querías dominar a los demás y ahora quieres dominarte a ti mismo. Eso es lo que llaman disciplina. ESTO ME TRAE A LA MEMORIA UNA FÁBULA DE ESOPO. Las uvas ya están maduras, y una zorra intenta alcanzarlas, pero no llega. Lo intenta varias veces, y al darse cuenta de que no puede llegar, mira a su alrededor para ver si alguien la está observando. Un conejito ha sido testigo de la escena. La zorra se marcha, sin dar muestras de su derrota, pero el conejo le pregunta: «¿Qué pasa, zorra?». Y la zorra contesta: «Nada, hijo. Es que las uvas todavía no están maduras».

Osho . El libro del ego .

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