No viváis en lo presente ni en lo futuro, sino en lo eterno. La gigantesca

hierba (del mal) no puede florecer allí. Esta mancha de la existencia se limpia en la atmósfera del pensamiento en la eternidad.3 Para lograr el "Conocimiento del Espíritu" es requisito indispensable la pureza de corazón, que puede alcanzarse por dos medios principales: desechando persistentemente todo mal pensamiento y manteniendo el ánimo sosegado en toda circunstancia, sin jamás agitarse ni irritarse por nada.. Estos dos medios de purificación reciben su mayor estímulo de la devoción y la caridad. No hemos de desmayar en nuestros esfuerzos, aunque nos sintamos todavía impuros. Que cada cual aspire a la pureza y se esfuerce en alcanzarla por el recto camino cuya primera etapa es la pureza de corazón. La mente ha de purificarse también cuando uno siente cólera o dice falsedades o sin necesidad descubre las faltas ajenas o dice y hace algo con propósito de lisonja, o cuando alguien queda engañado por la insinceridad de palabra u obra. Quienes deseen salvarse han de evitar la lujuria, la cólera y la, codicia; obedecer fielmente las Escrituras, estudiar la filosofía espiritual y perseverar en su realización práctica. Quien obra por motivos egoístas no puede entrar en un cielo donde no existe el egoísmo. Quien no ansía el cielo, sino que está contento donde se halla, está ya en el cielo, mientras que el descontento clamará en vano por él. Libre y feliz es quien carece de personales deseos, y el "cielo" no puede significar otra cosa que un estado de liberación y felicidad. Quien hace las buenas obras con esperanza de recompensa no es feliz hasta recibirla, y en cuanto la recibe, cesa su felicidad. No caben descanso y felicidad permanentes mientras haya qué hacer y cumplir. El cumplimiento del deber lleva en sí su propia recompensa. Quien se cree más santo que otro y se jacta de no tener talo cual vicio o flaqueza, y presume de sabio y de superior en algo a sus prójimos, es incapaz del discipulado. El hombre ha de volverse como niño para entrar en el reino de los cielos. Sublimes tesoros son la virtud y la sabiduría; pero si engendran orgullo y el sentimiento de separatividad respecto a los demás, serán las serpientes del egoísmo reaparecidas en distinta forma. La primera regla consiste en la entrega y sacrificio del corazón del hombre con todas sus emociones, lo cual significa el logro de un equilibrio inalterable por las emociones personales.

H.P. Blavatsky . Ocultismo Practico .

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