¿Por qué escuchamos a alguien que habla públicamente? ¿Es para adquirir ciertas ideas, para aprender

algo? ¿Es meramente a causa de la curiosidad? ¿O escuchamos para descubrir por nosotros mismos en las palabras del que habla, lo que realmente somos? Es un hecho sorprendente que, dondequiera que uno vaya, el auditorio parece escuchar meramente un montón de palabras, teorías y posibilidades. Y me temo que lo mismo ocurre aquí; como ustedes se sientan allí y quien les habla lo hace en el estrado, uno se sorprende ante este extraño fenómeno; y es muy extraño, porque si supiéramos cómo mirar, cómo mirar el mundo con sus múltiples actividades, y también supiéramos cómo mirar dentro de nosotros mismos, creo que nunca asistiríamos a una reunión, nunca escucharíamos a otro para aprender, porque en nosotros mismos está escrita toda la historia del hombre; en nosotros mismos, si sabemos cómo mirar, cómo escuchar, podemos leer muy nítidamente toda la historia, la desdicha y la lucha del hombre. Pensamos que algún otro va a enseñarnos cómo mirar, que algún otro va a mostrarnos el camino y a salvarnos de nuestra interminable lucha y desdicha. Si ustedes observan, tanto externa como internamente, se darán cuenta de que no hay nadie que pueda darnos la llave, la comprensión de nuestra vida tan desesperadamente desconcertante, compleja y desgraciada. Pero rehusamos mirar, nos negamos a escuchar las sugestiones, las insinuaciones de eso que nos está contando la historia, tanto en detalle como en su totalidad abarcadora; eso nos dice lo que realmente está ocurriendo.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

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