Ciertos teóricos consideran que el hecho de que un niño no pueda explicar la diferencia
existente entre el sujeto y el objeto constituye una demostración palpable de que ese estado es una especie de unión mística. Pero lo cierto es que las cosas no son así: el niño no sólo no ha llegado todavía a trascender sujeto y objeto; simplemente es incapaz de diferenciarlos. Los místicos, por el contrario, son perfectamente conscientes de la diferencia convencional existente entre sujeto y objeto; lo único que ocurre es que también son conscientes de la identidad profunda y superior que los engloba. Por otra parte, la unión mística es una fusión de todos los niveles de la existencia: físico, biológico, mental y espiritual, mientras que el estado de fusión infantil, por su parte, constituye una identidad exclusiva con el nivel físico o sensoriomotor, Como dijo Piaget: Aquí, el self es material, por así decirlo. Así pues, ésta no es una fusión con el Todo y, por consiguiente, no hay nada de místico en ello.
Ken Wilber . Psicoterapia y Espiritualidad .