El maestro encendió una vela y se la dio al discípulo, y cuando la iba

a coger, la apagó. De pronto, todo volvió a estar oscuro, más oscuro que antes. Y este brusco apagón de la vela debió de haber sido un shock... inesperado. Por un momento, el discípulo debió de haber caído en el intervalo entre dos pensamientos. Por un momento, el pensamiento desapareció y hubo contemplación. Por un momento hubo absoluto silencio. En ese silencio pudo comprender.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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