Así la afición a una cosa vulgar puede transmutarse en afición a una cosa elevada,

y el vicio puede revertirse a virtud con sólo invertir el propósito. La pasión es ciega; va a donde se la lleva, y la razón es para ella mucho mejor guía que el instinto. La cólera reconcentrada o el amor reprimido han de encontrar un objeto en que verter su energía, pues de lo contrario amenazan estallar con peligro de su poseedor. La calma sigue a la tormenta. Los antig.uos decían que la naturaleza tiene horror al vacío.. No podemos destruir o aniquilar una pasión, pues si la sofocamos vendrá a substituirla otra influencia elemental. Por lo tanto, no intentemos destruir lo inferior sin sustituirlo por algo superior: el vicio por la acrisolada virtud, y la superstición por el recto conocimiento.

H.P. Blavatsky . Ocultismo Practico .

Índice