La persona verdaderamente religiosa evita las tradiciones; la persona verdaderamente religiosa evita los dioses de

segunda mano, evita las creencias, se mantiene abierta, disponible para que suceda la verdad. Por supuesto que trabaja: es la única que trabaja. El creyente nunca trabaja consigo mismo; no hay necesidad de que el creyente trabaje consigo mismo. El explorador, el indagador, el buscador de la verdad trabaja duro consigo mismo porque hay muchas cosas que hay que desechar, muchas impurezas que hay que desechar, muchos obstáculos y bloqueos que hay que disolver. Hay que abrir los ojos y hay que limpiar los oídos y hay que hacer que el corazón sienta.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

Índice