En 1925, tras la publicación por R. Campbell Thompson de unos textos químicos asirios, R.
Eisler adelantó la hipótesis de la existencia de una alquimia babilónica. Se apoyaba para ello en el término ku-bu (feto, embrión), que él entendía como aplicado a los minerales dispuestos en el horno, asimilado simbólicamente a la matriz. Como hemos visto, existen numerosas tradiciones que atestiguan esta concepción. Pero para R. Eisler se trataba de algo más: creía poder identificar en esta creencia babilónica el primer documento histórico referente a la idea de la maduración y del perfeccionamiento de los metales y, por consiguiente, creía poder establecer de una vez el origen mesopotámico de la alquimia. La hipótesis de R. Eisler parece haber sido aceptada por Abel Rey, si bien, en cambio, fue rechazada por el asiriólogo H. Zim-mern y por los historiadores de la química Ernest Darmstaedter y Julián Ruska. El Néstor de la historia de la alquimia, E. von Lippmann, se mantuvo en una posición neutral.
Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .