Puede captarse fácilmente el entrecruzamiento de las imágenes: rayo, «piedra de rayo» (recuerdo mitológico de
la era lítica), arma mágica que golpea a larga distancia (y a veces vuelve como un boomerang a la mano de su dueño: recuérdese el martillo de Thor). Es posible descifrar aquí ciertos rasgos de una mitología del homo jaher, adivinar el aura mágica de la herramienta fabricada, el prestigio excepcional del artesano y del obrero y, sobre todo en la era de los metales, del herrero. Es significativo de todos modos que, a diferencia de las mitologías preagrícolas v premetalúrgicas, en las que el Dios celeste posee a título de prerrogativa natural el rayo y todas las demás epifanías meteorológicas, en las mitologías de los pueblos históricos (Egipto, Próximo Oriente, Indoeuropeos), el Dios del huracán recibe estas armas —el relámpago y el rayo— de un Herrero divino. No es posible dejar de ver aquí la victoria mitologizada del homo jaher, victoria que anuncia ya su supremacía en las eras industriales posteriores. Lo que resalta de todos estos mitos de los Herreros que ayudan a los Dioses «supremos» a asegurar su supremacía es la importancia extraordinaria concedida a la fabricación de una herramienta. Está claro que tal fabricación conserva durante muy largo tiempo un carácter mágico o divino, pues toda «creación», toda «construcción», no puede ser más que obra sobrehumana. Hay que mencionar finalmente un último aspecto de esta mitología del constructor de herramientas: el obrero se esfuerza en imitar los modelos divinos. El Herrero de los dioses forja armas asimiladas al rayo y relámpago («armas» que los Dioses celestes de las mitologías premetalúrgicas poseían de modo natural); los herreros humanos imitan a su vez el trabajo de sus patrones sobrehumanos. Pero hay que subrayar que, en el plano mitológico, la acción de imitar los modelos divinos se ve desterrada en beneficio de un tema nuevo: la importancia del trabajo de fabricación, la capacidad demiúrgica del obrero; en fin de cuentas, la apoteosis del faber, del que «crea» objetos.
Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .