Hombres que creéis en la virtud de la palabra y en los prodigios que realiza
en el alma humana cuando quiere emplearla en sus diversas manifestaciones, creed también en la progresión de sus fuerzas y en el crecimiento, aunque invisible, de las diversas manifestaciones que pretende que fructifiquen en el campo de la muerte en que vivimos. Porque esta palabra tiene vida por sí misma y, aunque esté fija y, en cierto modo, inmóvil en el centro de su esencia los movimientos que produce no pueden limitarse ni fijarse definitivamente en los lugares del tiempo. Vemos cómo se demuestra esta verdad en nosotros mismos por las progresiones que recorre nuestro espíritu y que hacen que parezca que toda nuestra vida no es más que una serie de crecimientos en los que los dones y las virtudes de una época desaparecen y se sustituyen por los dones y virtudes de la época siguiente.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .