Ésta es la afirmación del Tao. Esto es el Tao: simple, puro, desnudo. El Maestro
se mostró inmensamente gozoso con esta respuesta. El Maestro siempre está gozoso cuando un discípulo vuelve a casa. El deleite del Maestro no conoce límites, ¡como si se iluminara de nuevo! Se añade más perfección a su ser ya perfecto. No necesita que se le añada nada, pero cada vez que un discípulo estalla en la consciencia, se vuelve ardiente, el Maestro siente como si volviera a iluminarse. El Maestro se sentía inmensamente gozoso, y el deleite mismo del Maestro se convirtió en la ocasión de la iluminación de Basho. ¡Al ver el rostro gozoso del Maestro, al ver el aura de su alegría, cómo asentía con la cabeza —o quizá no dijo nada—, su silencio irradiando al discípulo como la gracia, Basho se iluminó! ¡Qué momento para iluminarse! Miles de personas se han iluminado en el pasado, pero la manera en que se iluminó Basho es simplemente única. Como el Maestro estaba gozoso, el deleite mismo del Maestro penetró en su corazón como una espada. Llovieron flores sobre él, porque el Maestro debió de sonreír...; se oyó la música no oída porque el Maestro debió de mirarle con alegría, con bendición. No sé, pero Buko debió de bailar o hacer algo así de loco. La iluminación de un discípulo no es un asunto de poca importancia. Después, Basho continuó puliendo el haiku como un diamante. Continúo puliéndolo durante toda su vida, porque éste es un fenómeno excepcional, este pequeño haiku.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .